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Me retuerzo en estertores, convulsiones y vómitos... ¿Sigo vivo? ¿Qué maldición sin sentido es ésta? ¿Es mi pecado tan grande que se me concede seguir existiendo? Cierro los ojos con la esperanza de desaparecer, pero es inútil. Desesperado, intento alcanzar el abrecartas sobre la mesa con la idea de clavármelo como último intento por escapar de esta pesadilla. Pero al extender mis brazos, solo encuentro el vacío. Una realidad golpea mi conciencia: soy un fantasma, una silueta desdibujada, una sombra sin manos ni forma tangible. Esta verdad me sume en una desesperación aún más profunda, comprendiendo que ni siquiera puedo infligirme daño para escapar de este tormento.
Mis ojos divagan hacia la esquina de la habitación, donde yacen las drogas que solían ser mi única escapatoria. Con un esfuerzo infructuoso, intento alcanzarlas, pero mi mano atraviesa el envase sin tocarlo. La intangibilidad que me consume me impide incluso la ilusión de alivio que solían proporcionarme. ¿Qué soy ahora sino una sombra de mis propios vicios, condenado a revivir una y otra vez la prisión vacía de mi existencia, atrapado en un limbo del que no hay escape? ¿Por qué debo seguir sufriendo? No puedo morir, no puedo drogarme, no puedo dormir. Solo puedo recordarte a ti y agonizar con la pesada carga de culpa por mi estupidez. Lo tenía todo. Te tenía a ti. Y ahora no tengo nada. ¿Acaso no era la muerte una respuesta fácil para pagar mi penitencia...? ¡Maldición, ¿qué más quieren para enviarme al infierno?!
El ensordecedor caos de mis pensamientos es interrumpido por el zumbido de la vieja rocola. Una melodía sombría y reflexiva comienza a llenar el espacio, como un eco de mi propia desesperación. Reconozco la canción, "Melancholy (Holy Martyr)" de Iced Earth, una pieza musical que parece acentuar mi estado de ánimo atormentado. El sonido de las guitarras distorsionadas y la voz melancólica del cantante se mezclan con mis pensamientos oscuros, envolviéndome aún más en un abismo de desesperación y culpa. Mientras la canción se desliza por la habitación, me encuentro sumergido en una espiral de emociones, incapaz de escapar de la sombría realidad que me rodea.
A medida que los días se convierten en semanas, y las semanas en años, una extraña claridad comienza a filtrarse a través de mi existencia sombría. El tiempo deja su marca en las calles que observo desde mi prisión de sombras, mientras las personas cambian y evolucionan a mi alrededor. Ya no soy el hombre que una vez fui, atormentado por sus pecados. Ahora, soy una entidad más allá de la carne y los huesos, inmortal e intangible. Los años fluyen como agua entre mis dedos fantasmales, y aunque estoy atrapado entre dos mundos, encuentro cierta liberación en mi comprensión de la verdadera naturaleza de mi existencia. Permanezco aquí, observando y esperando, sabiendo que mi esencia seguirá siendo una sombra en el tiempo, atrapada entre la vida y la muerte, hasta que encuentre la paz que anhelo.
Miro por la ventana, oculto tras las cortinas, y observo a la gente pasar. Parece que este estado entre la vida y la muerte me ha otorgado una facultad que aumenta mi tormento. Puedo ver los lazos que unen a las personas. Los hay de muchos colores y formas, varían en vibración, dirección y tipos de enganche. surgen de sus espaldas y se dirigen con mayor o menor tensión hacia los puntos de mayor conexión emocional. ¿Ves a esos que pasan? Llevan juntos cinco años, son una pareja de enamorados, aunque no como tú y yo... Sabes que lo nuestro era único. Resulta que él tiene unos lazos muy densos con su familia, mientras que ella parece más independiente. A menudo discuten sobre eso, pero sus lazos nunca se deshilachan... He aprendido a mantenerme fuera de su alcance visual, no quiero asustarles con esta forma de sombra raída que me caracteriza. ¿Recuerdas cómo solíamos ser? ¿Recuerdas nuestra promesa de amor eterno? Aunque aún no comprendo del todo el significado de los colores de los lazos, sé que los nuestros eran fuertes y profundos. Pero ahora, mientras observo a las parejas pasar, siento una sensación de pérdida, de lo que podría haber sido y nunca fue.
Por la noche, cuando la calle queda desierta y todo está en calma, la penumbra y la tristeza me envuelven. Es cuando más siento tu presencia como una sombra oscura acechando desde el fondo de mi ser. ¿Acaso eres tú, o es solo el eco de mi propia culpa manifestándose con tu recuerdo? Cada día, la carga de lo que hice se hace más pesada, como si estuviera atrapado en un abismo sin fondo. Cierro los ojos con la esperanza de desaparecer, pero al abrirlos la oscuridad persiste, y contigo, la memoria de nuestros momentos juntos. Aunque mi forma sea sólo una sombra de lo que una vez fui, mi corazón aún late con tu recuerdo. Y en medio de esta oscuridad, te siento cerca, conmigo, aferrada a mi culpabilidad. Tu presencia palpita en mi interior como fruto ilusorio creada por mi mente atormentada.
Algunas veces me aventuro a recorrer el vecindario. Intenté utilizar mi don con perros y gatos, pero parece que esta habilidad solo funciona con seres humanos. Hay un apartamento cercano donde ella le es infiel a su marido, y créeme, se nota en los lazos. Sus lazos cambian constantemente de tamaño, color y forma porque no se decide. ¿Sabes que nunca te fui infiel? Lo de la mujer de rojo fue solo un sueño. Me hubiera gustado poder mostrarte esta habilidad para que pudieras confirmarlo, pero ya es demasiado tarde.
Ah, mira, la pareja de la que te hablaba. Están hablando bajo la ventana... ¿Ves qué hermosos? ¿Cómo se miran? Sus lazos son vibrantes y alegres... Maldición, el estor se ha caído. Esto me pasa por ser curioso. Maldita sea, me han visto. ¿Qué está pasando? Sus lazos ya no están unidos... y se dirigen hacia mí... ¿Qué ha sucedido? No me miren, no me miren. Son felices, vuelvan a unirse, son perfectos...
Estoy sumido en la oscuridad, ni siquiera pueden verme. ¿Por qué sus lazos continúan apuntándome? Deténganse ya, por favor. Ustedes dos, sigan con su vida. No puedo ser la causa de su separación. No soy como la mujer de rojo. No puedo ejercer esa atracción. Por favor, continúen con su vida. Esta maldición es horrible. ¿Qué tipo de castigo es este? A los de arriba o abajo, malditos sean, quiero morir, mándenme al infierno, esto es un tormento insoportable. Ustedes dos, dejen de mirarme, dejen de mirarme, ¡dejen de mirarme!
Los miro con odio y furia, y noto cómo sus cuerpos comienzan a cambiar de forma. Se vuelven rígidos y redondeados, como bolas en el aire... Sus extremidades y cabezas se retuercen, y escucho sus gritos de dolor agónico. ¡Por favor, deténganse! ¡Paren!
Pero es demasiado tarde. La presión sobre sus músculos y huesos no puede soportarse más y estallan. La calle se llena de sangre y vísceras. Mucha gente lo ha presenciado. Más culpa, más culpa. ¿Por qué me hacen esto? ¡No tenían que haberse separado! Eran perfectos. Lo siento, maldita sea, lo siento.
Me he recluido en nuestra casa, reprochándome el monstruo diabólico en el que me he convertido. Intento llorar, pero este cuerpo no me lo permite. Han venido a investigar sus muertes. No me juzgues por lo que he hecho. No puedo controlar este impulso homicida cuando me miran y sus lazos se dirigen hacia mí. No hay mayor maldición que sentirse solo y saber que, en el momento en que alguien se acerca, será asesinado por tus propias manos.
La calle está desierta. Ya nadie vive aquí. Se ha convertido en un lugar maldito, con carteles de "Prohibido el paso" y verjas por todas partes. Es la mejor forma de evitar que alguien se acerque. Intenté alejarme, pero parece que el castigo me ata a este vecindario que nos unió y separó. Puedo visitar los lugares donde nos conocimos, las zonas que solíamos frecuentar, pero no puedo ir más allá. Esta agonía es insoportable.
¡Por favor, dejadme morir!