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He intentado comprender un poco mi situación. Mientras sigo sumido en mis experimentos con la nigromancia, intentando deshacer esta maldición que me consume, no puedo evitar sentir la presencia persistente de un eco oscuro en mi interior. Cada vez que me sumerjo en los rituales, parece como si tu sombra se hiciera más intensa, recordándome constantemente el peso de mi pasado. La aguda melodía de "Where Is My Mind?" de Pixies resuena en el tocadiscos, acompañando mis pensamientos con su ritmo inquietante.
Lamentablemente mezclé tantos tipos de magia y de tantas culturas en mi intento por resucitarte que parece ser algo inalcanzable. Además, muchos de los experimentos que podría realizar requieren ingredientes que están fuera de mi alcance. Parece que el sueño de la mujer de rojo es una visión recurrente de sexo, sangre y fuego. Y sumado a las drogas... pues menuda combinación.
Como ves, mi humor ha mejorado un poco, he aprendido a aceptar mi situación. Pero esto es muy aburrido...
Con la observación y la reflexión he logrado crear un cuadro que representa los diferentes tipos de lazos que he ido percibiendo. Más o menos, todos cumplen con ciertos requisitos:
Color | Vibración | Tipo de enganche | Relación emocional |
Rojo | Vibrante | Fuerte | Intensidad, pasión |
Azul | Suave | Medio | Calidez, solidaridad |
Verde | Estable | Fuerte | Protección, afecto |
Amarillo | Rápida | Medio | Colaboración, respeto |
Negro | Oscilante | Débil | Tensión, competitividad |
Al analizar los colores y sus relaciones, he descubierto que los colores complementarios son simplemente los primarios entusiasmados. Por ejemplo, una persona con lazos azules (de ayuda) al entusiasmarse, sus lazos se vuelven naranjas (mezcla de amarillo y rojo), lo que dicta una colaboración intensa. Lo mismo ocurre con el amarillo, que, al entusiasmarse, se transforma en violeta, pasando de respetuoso a celoso, o del verde estable al rojo intenso. Curiosamente, el rojo no puede aumentar su entusiasmo aún más, pero puede reducirlo a verde, que es más relajado.
Este conocimiento de las relaciones me ha permitido, en cierta medida, combatir mi inmaterialidad. Activando mis lazos negros, raídos y desgastados con concentración y carga emocional, he logrado mover objetos a distancia. Gracias a la experimentación y la práctica, he podido controlar las intensidades en la punta de mis lazos, alcanzando cierta precisión. Aunque debo admitir que resulta bastante agotador. Ahora puedo pasar páginas en los libros, lo cual es un alivio, ya que leer desde dentro no es lo mismo, por mucho que me sumerja en la historia...
La escritura ha sido mi última conquista. Después de muchos intentos fallidos, finalmente he dominado el control de las puntas de mi capa raída lo suficiente como para plasmar mis pensamientos en papel. Es un avance significativo en mi lucha contra mi condición de intangibilidad y un recordatorio de que, incluso en este estado, aún puedo lograr pequeños triunfos.
Además, he comenzado a escribir mis memorias por si en algún momento alguien cometiera el mismo error que yo. Entre leer y escribir, mato el tiempo... Es lo único que me permito matar... jeje. La palabra "matar" hace que mi cuerpo se estremezca de gozo. Cada vez es más difícil sobreponerse... lo que daría por poder encadenarme...
Con el buen humor que tenía ayer... hoy me siento un tanto alarmado. De vez en cuando, algunos chiquillos hacen apuestas para saltarse las cercas y regresar sanos y salvos. Me escondo lo mejor que puedo para evitar hacerles daño. Ya ha pasado mucho tiempo desde la última vez que derramé sangre. Parece que me he convertido en una leyenda urbana y la gente ya no me toma en serio. Han dejado las cercas descuidadas y la ciudad sigue creciendo. Cuando no hay nadie cerca, trato de reparar las rejas, pero algunas están demasiado expuestas al público y no puedo arriesgarme.
Hoy ha venido un hombre a nuestra casa. La ha observado detenidamente desde fuera. Temo lo peor. No sé qué sucedería si nuestra casa fuera destruida. No quiero volver a matar, pero tampoco puedo permitir que se lleven nuestro pequeño mundo. Mi sombra raída se está alterando...
Falsa alarma, el hombre que pensé que era constructor resultó ser un documentalista. Trajo a gente con cámaras, pero ninguno se atrevió a entrar en la casa. De todos modos, ya me había marchado por si acaso y los observaba desde lejos. Este cuerpo está empezando a darme muchos problemas. Cuando hay gente cerca, no para de alterarse. Creo que las raíces de la capa están creciendo. Esto podría dificultar mucho mi capacidad para esconderme.
Ya no he podido aguantar más. No sé si hay un infierno para mí, pero este es sin duda el peor de los abismos. Mi mente está destrozada y mi alma putrefacta. He matado a un niño que se saltó la cerca. ¡Un niño! Estúpidas apuestas... ¿Para qué están los carteles y las vallas? No lo vi hasta que ya era demasiado tarde. Fue un accidente. No tuve tiempo de reaccionar. Parece que esta maldición no solo puede dañar a amantes, sino que también despierta ira en mis entrañas hacia la familia y los amigos. Ya no sé si la culpa fue mía por dejar a mi cuerpo tantas veces sediento de sangre o si te consideraba a ti mi amiga y mi familia. Odio este mundo... Me estoy volviendo cada vez más frío y me da igual si la gente muere a manos mías. Estoy perdiendo rápidamente mi humanidad. Apenas me queda voluntad para luchar contra este cuerpo ávido de muerte.
Parece que he vuelto a ser tema de conversación. Las cercas se han ampliado y he matado a varios policías más. Esto no cesa. No quiero hacerlo, pero ya no puedo controlarme. Ya ni me escondo, si vienen es su problema, ya saben a qué se enfrentan.
Otra vez veo a alguien cruzando el parque, un niño, una niña... ya me da igual. No deberían haberse metido en la boca del lobo...
Escucho su sollozo débil. El gemido frágil y desesperado se eleva por encima del viento. Sus ojos, vacíos y sin vida, me dicen de inmediato que es ciega. La tristeza y el miedo se reflejan en su rostro sucio y magullado.
Pero, ¿qué es esto? ¡Es una niña sin lazos! ¿Cómo es posible? Veo sus lazos, pero no van a ninguna parte... los arrastra consigo... ¿Qué tipo de persona no tiene lazos? ¿Cómo puede alguien estar tan solo en el mundo? Mi curiosidad me obliga a acercarme. Está muy sucia, el pelo largo, rubio y desaliñado cubre los hombros de su camisón. Tendrá apenas 6 años... Sus pasos torpes y su mirada perdida me hacen reflexionar sobre mi propia carga, una presencia oscura que me ata a un pasado roto y a una relación que ya no existe, pero que sigue atormentándome desde lo más profundo de mi ser. ¿¡Pero qué le pasa al mundo para dejar a alguien así, incapacitada, sin ningún tipo de lazos, sin ni siquiera un bastón, y en mi espacio maldito!? Quieren deshacerse de ella o qué... Me coloco delante de ella y me atraviesa sin inmutarse. Ostias, qué sensación tan increíble. Lo repito un par de veces más antes de hablarle.
- Hola. - Susurro. Mi voz resuena en el silencio de la noche.
La niña alza la cabeza, sorprendida, y por un instante, temo que escapará. Sin embargo, en lugar de eso, extiende una mano temblorosa hacia mí, como si buscara el origen de la voz que la llama. Este sencillo gesto provoca una transformación en mi interior: una amalgama de ternura y compasión se apodera de mí, delineando un equilibrio entre el deseo de salvar y el anhelo de ser salvado. Me posiciono a su lado y me detengo, permitiendo que el momento se desenvuelva en su propia cadencia.
- No temas. - le digo suavemente - Estoy aquí para ayudarte.