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En las sombras de la noche, me enfrento a un dilema peculiar: cómo hacerme presente para esta niña ciega sin asustarla. Mis manos etéreas, carentes de cualquier forma tangible, no pueden consolarla ni ofrecerle seguridad como lo harían las de un ser corpóreo. Sin embargo, mi deseo de ayudarla arde con intensidad, alimentando mi determinación de encontrar una manera de hacerme presente.
Aunque el peligro acecha alrededor, siento una extraña sensación estimulante en mi interior, como si hubiera encontrado un propósito nuevo y significativo en mi existencia. Puedo ver reflejada en ella mi propia tristeza y soledad, como si ambos compartiéramos la sensación de estar perdidos en la oscuridad, buscando desesperadamente una luz que nos brinde seguridad y consuelo.
Pienso que, si quiero llevarla conmigo, y que no se asuste, debo usar palabras dulces y tentadoras, atraer su atención y despertar su curiosidad. Necesito cubrir las necesidades básicas que cualquier alma perdida, como la mía, anhela. Para ella, soy solo una voz en la penumbra, una presencia misteriosa que podría ser su salvación o su perdición. Debo encontrar la manera de ganar su confianza y conducirla hacia un lugar seguro donde pueda brindarla consuelo y protección.
- Ven conmigo, pequeña, no temas- susurro con delicadeza, buscando tranquilizarla con mis palabras.
- Aunque no puedas tocarme, estoy aquí, mi voz te guiará hacia un lugar donde estarás a salvo y protegida. - Extiendo mi voz como un suave bálsamo que la envuelva y la guíe hacia el camino que nos llevará a casa.
La niña vacila, sus gestos buscan una respuesta a mis palabras. Sé que necesito algo más que simples promesas para convencerla de seguirme.
- En este lugar seguro, encontrarás el confort de un hogar donde te comprendan, - continúo tejiendo un tapiz de esperanza en el aire oscuro que nos rodea. - entiendo que la soledad puede ser abrumadora, pero juntos podemos enfrentarla. Déjame ayudarte.
Ella titubea, como un pájaro asustado ante la promesa de un nido seguro.
- Imagina un lugar donde la comida sea suficiente y el calor del hogar te abrace en las noches frías. Ese lugar existe, y yo puedo llevarte allí, - le ofrezco una oportunidad de escapar de la oscuridad y el frío que la rodean.
Mis palabras parecen resonar en su mente, despertando una chispa de esperanza en su corazón. Aunque duda, el deseo de encontrar un refugio seguro es más fuerte que cualquier temor que pueda albergar. Con cada palabra, trato de transmitirle la seguridad y la protección que encontrará bajo mi abrigo, donde sus necesidades serán atendidas y sus miedos desaparecerán.
Finalmente, la niña asiente vehementemente. Deja de temblar con determinación y se deja llevar por mi voz. Juntos, nos adentramos en la noche, hacia un futuro incierto, pero con posibilidades. Con cada paso que damos, le explico los puntos donde puede tropezarse y las zonas que debe esquivar.
La casa, como estuviera susurrando una bienvenida reconfortante a través de sus notas melodiosas, nos recibe con el delicado resonar de Sia con la canción "Breathe Me", envolviéndonos en su emotividad. La música parece sincronizarse con nuestros propios sentimientos.
La conduzco hacia la puerta entreabierta, indicándola dónde están los escalones, deseando que se sienta segura y protegida en este lugar. Sé que es el lugar perfecto para ambos. Puedo sentir cómo el peso de la oscuridad se desvanece lentamente, reemplazado por una sensación de calidez y tranquilidad compartida.
Por primera vez en mucho tiempo, vislumbro un atisbo de amparo en el solitario mundo que me rodea mientras la indico dónde está el lecho donde puede dormir hasta la mañana siguiente. Ella descansa agotada.