Alicia
🐶 Cerbero • 2/9/2020

En un mundo lleno de fantasía y deseo, una joven llamada Alicia se sumerge en una aventura única que desafía los límites de la imaginación y la sensualidad. Inspirada por el popular libro de Lewis Carroll, Alicia se embarca en un viaje hacia un país de las maravillas donde el placer y la seducción se entrelazan en cada rincón.

    Me desvisto fuera del alcance de ojos juiciosos bajo tu tupido follaje, árbol de mi niñez, ahora ya más grande y fuerte que antaño. Fuiste siempre mi amigo y confidente en todas mis imaginarias aventuras libidinosas. 

     Acaricio tu corteza y te beso. Acurruco mi espalda sobre tus raíces como hice tantas otras veces durante mi adolescencia. Noto cómo mi conejito palpita adivinando mis intenciones de recrear el pasado. Acerco mis dedos sobre su pelaje. Su suavidad, calor y humedad me inspiran viejos recuerdos.

     Rememoro la primera vez que descubrí mi madriguera y cómo, tras muchas experiencias de continuos cambios de tamaño, fue asociándose con palabras como "bébeme" y "cómeme". Todo un logro cuando descubrí la llave del placer que me abrió multitud de nuevas puertas. Celebro este pensamiento acariciando mi clítoris dispuesto a recordar mis experiencias de lascivia y amor desmesurados. 

     Dodo daba unos besos que eran realmente profundos, me calaban el alma. La espiritualidad de Cater, el fumeta, me hizo reconocer cada punto de mi cuerpo en espejo con las estrellas. Conquisté en continuos éxtasis sexuales los lugares más locos y morbosos con mi querido Tarrant, nos encantaba la fiesta. Mi relación lésbica con la reina de corazones desinhibió todas mis terminaciones nerviosas con caricias y lengüetazos. Con ella y sus amigos descubrí una gran baraja de movimientos de cadera y arqueos de espalda, convergiendo flexibilidad con escalas de goce. Incluso llegué a sentirme dominatrix en juegos de gangbang. Poco después me enamoré de la sota de corazones, cuyo grifo torcido me ofrecía increibles squirtings. Pero fue esa preciosa sonrisa gatuna la que me envolvió y volvió realmente loca de amor. Me emparejé con él y con mayúscula felicidad experimenté su compañía el resto de mis días. 

     Querido árbol. Mi amado ya ha fallecido y no quiero seguir viviendo. Aquí me tienes desnuda recordando mi vida y formando parte del abrazo de tus hojas, en tu regazo. Aspiro mi último pensamiento mientras mis dedos se derriten en flujos de savia fusionándome contigo, que me abrazas y absorbes mientras exhalo mi último suspiro en un arrebatador orgasmo.

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